En abril de 1984, como respuesta a las averiguaciones realizadas por una misión especial de investigación enviada por el Secretario General de las Naciones Unidas a Irán, en el sentido de que se habían empleado armas químicas en la guerra Irán-Irak, una serie de gobiernos adoptaron medidas para regular la exportación de diversas sustancias químicas utilizadas en la fabricación de armas químicas. Les impulsó a actuar de ese modo la necesidad de dar repuesta política a:
- la infracción clara e inequívoca del Protocolo de Ginebra de 1925, en virtud de la utilización de armas químicas contra Irán en la guerra Irán-Irak y
- la prueba irrefutable de que Irak había obtenido de la industria química internacional gran parte del material necesario para su programa de armas químicas y biológicas.
En tales circunstancias, los países interesados percibieron la urgente necesidad de hacer frente al problema que planteaba la difusión de las armas químicas, así como de garantizar que sus industrias no prestaran apoyo, de forma voluntaria o involuntaria, a otros Estados en la adquisición o utilización de dichas armas, conculcando lo dispuesto en el derecho y la normativa internacionales.
Sin embargo, las medidas impuestas por estos gobiernos no eran uniformes ni en cuanto a su alcance ni en cuanto a su aplicación. Se puso asimismo de manifiesto que algunos aprovechaban esa falta de uniformidad para soslayar la aplicación de dichas medidas. Esto impulsó a Australia a proponer, en abril de 1985, que los países que habían regulado las exportaciones se reuniesen con objeto de examinar las posibilidades de armonizar las medidas adoptadas individualmente y de promover la cooperación entre ellos en esta materia. La primera reunión de lo que después pasó a denominarse Grupo Australia se celebró en Bruselas en junio de 1985. La totalidad de los países participantes coincidió en la conveniencia de dar continuidad al proceso, y en la actualidad el Grupo Australia se reúne en París con carácter anual.
Del mismo modo, las pruebas cada vez más fehacientes del desvío de material de doble uso a programas de armas biológicas impulsó en 1990 a los países interesados a adoptar medidas que abordasen el problema creciente de la proliferación de este tipo de armas.
El número de países pertenecientes al Grupo Australia ha pasado de 15 en 1985 a 42, además de la Comisión Europea.